Recientes
La ambición de tener lo que no puede poseerse
genera una ansiedad que, juraría, puede olerse.
Desnudarse entre caricias y explorarse en las fronteras
de eso prohibido que usa puertas de alcoba como barreras.
Tengo ganas de amor; tengo ganas de piel erizada;
tengo ganas de gemidos, pero sólo en la madrugada.
Pero hay algo que siempre falla; hay algo que nunca encaja...
sea cual fuere el secreto... este año ha sido su mortaja.
La confianza traicionada es como la espalda y el puñal:
una escena perturbadora que se repite de forma brutal.
Y desentrañar el laberinto del insatisfecho deseo sexual
se torna odisea de locos: erudición que carece de manual.
Nunca duele más la herida de lo que duele su "por qué?"
porque se anhela llegar a comprender algo que no pudo ser.
Las cicatrices en el corazón son muy recientes
como para intentar ir más allá de lo evidente.
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