El y Ella
Hacían lo mismo, o cosas distintas de forma parecida.
El buscaba formas de expresarse y rebelarse
transitando las calles de Internet; escritos por aquí,
ilustraciones por allá, satisfacción de curiosidad,
ansia de intelecto redituable.
Ella hallaba formas de conectarse y renovarse
caminando por las estrellas de la Noche; edificios por aquí,
estudio de radio por allá, agotamiento de curiosidad,
ansia de intelecto inflamable.
Disfrutaban de los mismos colores, melodías, y caricias.
Se despertaban a la misma hora, sus humores en sintonía.
Ambos deseaban un mundo mejor,
y que un mejor mundo los deseara.
Calcadas eran sus sienes al sonreír; trazadas por el mismo caudal las sendas de sus lágrimas.
Por desgracia sus tiempos y necesidades,
eran por reloj y agenda, incompatibles.
Y pasados los desencuentros tras un indescriptible hiato
disfrazado de duelo, en plena era digital, volverse a ver
dejó de ser un plan prioritario.
Ella probó recordar qué sintió
al conocer su nombre primero, y verle después, tal vez.
La memoria otorga placenteras cosquillas.
El intentó olvidar lo que le pasó
en el instante que la vio y le dijeron su nombre, seguramente.
El olvido brinda agradables caricias.
Y una noche, volvieron a encontrarse.
Por desgracia sus tiempos y necesidades,
eran, por reloj y agenda, incompatibles.
Ella respondió un par de mensajes,
sintiendo algo como esto.
El respondió un par de dudas,
pensando algo como esto.
El buscaba formas de expresarse y rebelarse
transitando las calles de Internet; escritos por aquí,
ilustraciones por allá, satisfacción de curiosidad,
ansia de intelecto redituable.
Ella hallaba formas de conectarse y renovarse
caminando por las estrellas de la Noche; edificios por aquí,
estudio de radio por allá, agotamiento de curiosidad,
ansia de intelecto inflamable.
Disfrutaban de los mismos colores, melodías, y caricias.
Se despertaban a la misma hora, sus humores en sintonía.
Ambos deseaban un mundo mejor,
y que un mejor mundo los deseara.
Calcadas eran sus sienes al sonreír; trazadas por el mismo caudal las sendas de sus lágrimas.
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"El le ofreció el mundo - Ella dijo tener el suyo propio." |
Por desgracia sus tiempos y necesidades,
eran por reloj y agenda, incompatibles.
Y pasados los desencuentros tras un indescriptible hiato
disfrazado de duelo, en plena era digital, volverse a ver
dejó de ser un plan prioritario.
Ella probó recordar qué sintió
al conocer su nombre primero, y verle después, tal vez.
La memoria otorga placenteras cosquillas.
El intentó olvidar lo que le pasó
en el instante que la vio y le dijeron su nombre, seguramente.
El olvido brinda agradables caricias.
Y una noche, volvieron a encontrarse.
Por desgracia sus tiempos y necesidades,
eran, por reloj y agenda, incompatibles.
Ella respondió un par de mensajes,
sintiendo algo como esto.
El respondió un par de dudas,
pensando algo como esto.
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