Movimiento intermedio

Apareciendo de una nada
vertida en el claro
de un bosque en tinieblas
se invoca a la bestia
en el interior, gestada.

La saliva en su boca
hierve ansiosa de pieles,
de susurros y mordiscos,
de perfumes y genitales.

Garras brutas y palmas
esbozan con ímpetu
un masaje encumbrado
un dolor amplificado,
un gemido entre los muslos.

Con su sexo tieso
espera el momento sublime
del contoneo de los senos,
de los gritos sin testigos,
de la leche vertida en perlas.

Está viva, oye y respira,
en ese pálpito agitado en tu pecho,
en esta tortuosa, intocable lejanía,
en estas manos, inquietas, vigías...

Nada podría prometer,
pues sólo sabe cumplir
en el pacto del aullido
en la guerra del coito
en el éxtasis desatado.

Cuando leas por la mañana,
te preguntes por la tarde,
y recuerdes en la noche...

ten cuidado.

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