No, no, no.

No me avergüenza decir cuánto
de tu persona ocupa mi mente
casi con tajante exclusividad.

No me avergüenza sentir cuánto

me hiere el abismo de tus ojos
al convertirse en ausencia.

No me avergüenza gritar cuánto
deseo congelar el tiempo para siempre
mientras permanezcas en mis brazos.

No me avergüenza entender cuánto
tiempo ha pasado para concluir
que disfrutando de tu sonrisa a diario
se justificaría toda lágrima pasada.

No me avergüenza en absoluto
que sepas cuánto te quiero
y cuánto te quise siempre,
en todos estos años.-


Comentarios

Entradas populares