Magia

Respirar profundamente,
evaluar el entorno y las circunstancias actuales,
seguir adelante sin mirar atrás, apagando todas las luces para no gastar energía de más.

Buscar una buena canción,
disfrutar del café, el trabajo y la madrugada,
encender un cigarrillo y otro más
mientras el tiempo transcurrido va dando forma a nuevas ideas y nuevos caminos.

El amor está y deja de estar, intermitente;
como quien parpadea, divididos los momentos
de extrema luz y total incertidumbre
observando sin tocar, mirando sin contemplar y gozando sin gritar.

Escribir sin pensar demasiado,
dejar que fluyan todas las energías a su antojo y placer
para que el Universo permita el movimiento orgánico de cada fuerza
que ejerce acciones físicas y reacciones metafísicas en el interior.

Cuando uno sabe en dónde está,
todos los demás a su alrededor podrán encontrarlo
sin importar la distancia, las palabras, los hechos o las circunstancias.

Una sencilla conjura de letras, espacios y puntuaciones
puede definirnos a la perfección
y a la vez abrigarnos en la seguridad del sosiego.

A eso llamo yo magia.

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