Así

Veo a la distancia a ese
guerrero que en la adolescencia creí ser,
con su armadura impenetrable,
con su escudo enorme y brillante,
con su espada impecable e imponente,
mirando el horizonte sin bajar la frente.

Veo a través de sus ojos
un paisaje idílico, vigilándolo noche y día
mientras hacen su marcha
los ruidos de las cigarras en las arboledas,
el desfile de colores
y plumas de los gorriones en el cielo de media tarde,
el sabor del perfume
de las rosas
y jazmines
y lirios
y flores de cerezo.


Veo lo que siempre
creí ser,
en contraste
a lo que realmente soy.


Y no es el presente,
sino la sombra del pasado,
lo que me hace sentir así.

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