[H]ipocresía, no

Odio.

La.

Hipocresía.




En días de otoño o de llovizna, las cicatrices en la espalda dolían de forma trémula. El aspecto del lugar tampoco ayudaba a la invocación del olvido, sino que inexorablemente, atraía presentes ya convertidos en espíritus.


Con cada segundo comienza una idea, con cada minuto una acción, con cada hora, una vida.
Desde que empieza a que termina, el tiempo pasado no vuelve.
Si no se ha llegado a perdonar, es tiempo resentido.
Si no se ha llegado a olvidar, es tiempo de agonía.
Si no se ha aprendido de la experiencia, es tiempo perdido.


Pese a la facilidad de palabras, hijas de una fascinación por las Musas de Antaño, al vagabundo  nunca le gustaron las palabras. Eran para él como cadenas muy pesadas, que pese a estar ocultas bajo la arena se aferran firmes a los talones y a las muñecas.


Cuando no hay libertad de movimientos, decae y envejece un poco más el alma, pensaba para sus adentros.
La palabra endulza como la miel, y apuñala por la espalda...
Sólo los locos y los poetas pueden vivir de su sustento.
Con este pensamiento goteando en la laguna de sus pensamientos, el vagabundo rió mientras miraba por última vez el paisaje que lo albergó en este breve tiempo...


Recordó el calor de lo espontáneo bajo la luz de la luna llena.


Recordó la magnífica arquitectura de cristal de una habitación en ese albergue que se divisaba a la distancia... "Onira" parecía decir el cartel, pero podría también leerse desde donde estaba como "Olvida"...


Recordó los jadeos, las sonrisas, los gemidos y las cosquillas.



Mientras ataba fuertemente sus botas desteñidas, recordó imágenes eróticas, insinuaciones y susurros.



Mientras aseguraba las hebillas de su mochila de viajes, recordó la ilusión de poder desplegar las alas sin temor a ser herido.


Mientras avanzaba por el camino para aventurarse en un nuevo horizonte, 
sin mirar atrás,
el vagabundo recordó hasta un instante de felicidad.
Pero mientras sus pasos se perdían de vista
y la frase tatuada en su espalda ardía por última vez,


no recordó ninguna palabra.



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