[H]tols
Por momentos, fantaseo con aniquilarte.
En instantes definidos como irreales, tengo en mis manos tus entrañas, desgarradas.
A veces el sueño no distingue de manos o garras nudosas e implacables.
Pero la sangre manchándome el rostro, decorando el piso de forma grotesca con arabescos irracionalmente incomprensibles, es siempre la misma.
Abundante.
Espesa.
Muerta.
De qué forma tan sencilla cortaría todo tendón,
cada nervio, cada fibra,
cada sección de tu vergonzosa anatomía,
sobreponiéndose a la mía, haciendo mis pasos más pesados, mi voluntad más estrecha...
Es un crímen contra el miedo, como todo rito de iniciación tribal.
No puedo decir que te odio; me conformo con decir que te detesto, y que te quiero lejos mío.
El ojo derecho mide los instrumentos para borrar todo resto de tu existencia. Cantidad de filo, dureza ósea, pulso sin temblor ni especulación ficticia.
El ojo izquierdo hace de tu potencial destrucción un mejor sitio; más brillante, más reconfortante, usando como decoración todos tus restos, colores oscuros y líneas disonantes sirviendo a un propósito más elevado y mejor.
Planifico meticulosamente, en arrebatos momentáneos, una vida sin vestigios de la tuya.
Pulmones llenos de oxígeno puro y energía sin límites, en donde nada más que una memoria errática sería tu única prueba tangible...
Cada que miro el espejo, a oscuras, y veo la forma en la que tus huellas me marcan la piel,
repugnante Pereza,
me obsesiono con erradicarte, miembro por miembro, sufriendo plácida y agónicamente una tortura violenta, bañada de sangre , tu sangre.
Ahora que he descubierto tus intenciones minando mis ambiciones...
no voy a descansar hasta que mueras.-
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