[H]iriente Lascivia
Advertencia: Prosa explícita.
Vienes y vas por los rincones de mi mente,
dejando en cada sitio prohibido, una prenda íntima,
para llegar finalmente desnuda y con la piel ansiosa
a recostarte en el lecho de mis impulsos más fuertes.
Tus pechos siguen el ritmo de tu movimiento,
que en cada paso y vaivén, en cada pliegue y gota,
a la sombra de cada susurro, en la luz de cada secreto,
dibuja elegantemente cada letra de mi nombre.
Veo tus pequeñas manos acariciando la tersura de tu dermis
como el águila arrogante toca rasante las aguas marinas,
hasta llegar a tu pequeño cofre, de tesoro carmesí...
lentamente palpando con suavidad, se abre el húmedo candado.
Puedo ver tus dedos hundirse en tu interior,
rasgando sin penurias el velo que te convierte en una zorra
anhelante de suspiros, inundada de gemidos y grititos,
siento esa locura libidinosa corroyendo tus sentidos.
Se ve en la tensión de tus muslos sonrosados y tibios,
en la boca hinchada que explota en saliva y besos,
en la rigidez hipersensible de tus pezones obscuros:
Todo tu ser pide a gritos que lo tome en mis brazos.
La ofrenda de tus ansias pone a mi sexo enhiesto,
aguza cada partícula del sentir dentro de mi cuerpo.
Te capturo sin dificultad y sin dilaciones, te abro de piernas
a la carrera, salvajemente, mientras devoro la miel de tu boca.
Te jadeo versos de amor en un lenguaje hecho para amantes,
con la dulzura ilustrada de un agudísimo intelecto,
mientras inundo el vacío de tus ruegos en raptos intermitentes
la cópula impía de los más viciosos animales existentes.
Las caderas chocan violentamente, sin piedad y sin perdones,
humedad y testículos, venas y clítoris colisionando con fuerza.
Es un placer contemplarte tan indefensa y tan dominante,
en una postura rendida a cada uno de mis caprichos y disfrutes...
Acumulo orgasmos en vos como el veterano atesora cicatrices:
un corte, agudo dolor, un grito y el alivio de la ausencia;
uno tras otro libero tus espasmos, temblores y jugos,
manchándolo todo, mojándolo todo, acaparándolo todo.
Me siento explotar, y acerco mi pija hasta tu rostro,
perfumada de tus aguas y mi esencia de hombre fértil,
hirviendo en calor y color, con inquietante fricción,
para adornarte boca, lengua y garganta con semen ardiente.
Quiero que te salpique para que comprendas mi fluír.
Quiero que te alimente para que entiendas mi alma.
Quiero que lo degustes para que sientas mi candor...
Quiero que lo tragues, porque me excita que lo hagas.
Ya habrá tiempo para el romance, las velas, el rito y el cortejo...
Hoy el amor se disfraza de perversión, locura, malevolencia y apareamiento.
Comentarios