[H]ueco descargo

Vos te preocupás por el de los demás en tanto y en cuanto eso no te prive de ocuparte del tuyo.

Vos lo permeás de ansiedad y miedo como si lo cubrieras de cuidado y regocijo.

Vos lo defendés de terceros agresores, pero no lo ponés a salvo de vos mismo, su peor enemigo de todos.

 Vos te encargás de satisfacer sus necesidades sin reparar en los riesgos de convertirlo en un inadaptado caprichoso.

...y a sabiendas de todo esto, decidís desoír toda advertencia temprana hasta que termina siendo demasiado tarde y aparece alguien más a quien culpar de tu erróneo accionar.

Tomar el ombligo como epicentro de todos los problemas es una mecánica inútil en cualquier relación interpersonal.

Comentarios

Entradas populares