[H]irviente Displicencia

Que espere el feligrés
de rodillas en su culpabilidad.
Que aguarde el paciente
en el hall del amoníaco.

Se llena la mente de rojos sin furia,
de alerta comprensible y aun peligrosa.
Late en las venas el fuego del Hoy
mientras las cenizas del Ayer oscurecen el Mañana.

Los relojes se destruyen a mi alrededor,
porque el tiempo comienza a deshilacharse.
Las Horas que me apadrinan nominalmente
olvidaron trocar prisa por impasse.

Postrado contra mi voluntad,
muchos minutos más, no pienso estar.
Porque no me place traicionar,
morir sin vivirme... eso no va a pasar.


Que esperen los demás
ese Paraíso que dificilmente disfrutarán.
Que aguarden los enfermos
esa píldora mágica para comenzar a amar.

Porque si el corazón no se detiene
mi hambre no va a cesar jamás...

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