[H]uye
Esas barreras ordinarias,
de contención y limitaciones
con las que a diario caminan muchos
No hacen más que agigantar mis intenciones.
De un momento al otro
abandono el vestido de piel y mortalidad
para ser mucho más que una sensación,
mucho más que el infinito mismo.
Con esa convicción cabalgo hacia tus montes,
con esa intangibilidad analizo cada palabra dicha,
con esa irreverencia destruyo toda norma formal,
y con esa intensidad ansío salvajemente poseerte.
No bastaría siquiera perdón de Dios
para evitar que cumplas los caprichos de mi libido.
No serviría semana, ni año, ni era
que lograse medir el efecto de mi boca en esos labios.
Porque muerdo y beso, pienso y siento
Como todo un Reino por sobre un vulgar monarca.
Lo que muchas emperatrices ansiaron conquistar,
Ninguna logró poco más que apenas, satisfacer.
Huye, cuanto antes, te advierto,
porque antes que animal, soy sabio caballero;
Tu esencia está en mi olfato, vista y tesón de lobo:
Huye, cuanto antes, para prolongar esta cacería.
Porque no te bastará el infierno
para redimir el placer con el que voy a ahogarte.
No habrá enciclopedia, papiro, ni libro de hechizos
que logre describir los orgasmos que voy a generarte.
Hasta que cada suspiro te manche la piel,
Hasta que cada líquido de mí te inunde,
Hasta que cada temblor tuyo lleve mi nombre...
Huye.
de contención y limitaciones
con las que a diario caminan muchos
No hacen más que agigantar mis intenciones.
De un momento al otro
abandono el vestido de piel y mortalidad
para ser mucho más que una sensación,
mucho más que el infinito mismo.
Con esa convicción cabalgo hacia tus montes,
con esa intangibilidad analizo cada palabra dicha,
con esa irreverencia destruyo toda norma formal,
y con esa intensidad ansío salvajemente poseerte.
No bastaría siquiera perdón de Dios
para evitar que cumplas los caprichos de mi libido.
No serviría semana, ni año, ni era
que lograse medir el efecto de mi boca en esos labios.
Porque muerdo y beso, pienso y siento
Como todo un Reino por sobre un vulgar monarca.
Lo que muchas emperatrices ansiaron conquistar,
Ninguna logró poco más que apenas, satisfacer.
Huye, cuanto antes, te advierto,
porque antes que animal, soy sabio caballero;
Tu esencia está en mi olfato, vista y tesón de lobo:
Huye, cuanto antes, para prolongar esta cacería.
Porque no te bastará el infierno
para redimir el placer con el que voy a ahogarte.
No habrá enciclopedia, papiro, ni libro de hechizos
que logre describir los orgasmos que voy a generarte.
Hasta que cada suspiro te manche la piel,
Hasta que cada líquido de mí te inunde,
Hasta que cada temblor tuyo lleve mi nombre...
Huye.
Comentarios