[H]eraldos

Que vienen y van,
cuadernos y bocetos,
ideas, garabato: todo sueños.


Es uno el que no ve, o es otro el que no oye,
se escuchan o leen los mensajes a la vez:
muy claros en forma, directos y abiertos,
e incluso así, no hay quién los comprenda.


Se adivina crueldad en el juego del escrito
cuando no hay quien entienda las reglas a seguir,
no sólo de puntuación y gramática, semántica y rimas,
sino aquellas emociones que éstas pretenden transmitir.


Que vienen y van,
corazones y flechados,
variados en tamaño e intensidad.


No hay nada que dure por siempre,
excepto tan sólo un eterno instante:
y ni somos nosotros, ni lo son nuestras pieles,
sino sólo un momento que el Destino sugiere.


Se especula con la verdad escrita en letras sin formato,
como se desconfía del par de ojos, espejados a diario:
se completan ideas, se conjuran temores,
con incompletas teorías de valentía sin magia.


Que vienen y van,
finales y principios,
y todo siempre vuelve a comenzar.

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