[H]ebillas y abrojos
Al golpear el cristal frente a la mirada aislada,
un reflejo sonoro da cuenta de su forma y tamaño:
casi tan límpida como el cielo en invierno,
refulge completa como el sol en la escarcha.
Escucho ruidos y ecos, contenedores de palabras vacíos;
la música, si hubiere habido, las habría engullido.
Como quien descarta la cáscara del maní,
quedo privado de un verdadero contenido.
Podría imaginar el dolor que te obliga a usarla a diario,
y no me alcanzaría la vida para comprenderlo.
Es un trámite carente de propósito y vida,
un ejercicio agotador, sin recompensas ni objetivo.
Es fácil observarlo desde acá porque es fácil estar enfrente,
y permitir que los vacíos del tiempo expliquen las diferencias;
Es increíble, porque igualmente se trasluce bajo el blanco,
el cutis auténtico que no precisa de escudos ni protección.
Sin espacio ni tiempo, por ser sitio poco apropiado,
tomé nota de las hebillas y los abrojos que siguen firmes
justo debajo de tu cabello y tus invisibles pensamientos:
toda máscara acaba por caer, llegado el justo momento.
Que el Destino una todo eso que merece ser salvado.
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