[H]ebras de refracción

La vemos allí. Fuerte.
Decidida.
Rival; y a veces, compañera.

La mujer independiente quizás iguale, en majestuosidad,
al más bello retrato renacentista,
que tocado por el sabio paso del tiempo
ha endurecido algunas líneas, y suavizado en contraste
el resto de la composición.

Más que capaz: brillante.
Profesional.
Digna oponente.

Inalcanzable...?


En esa armadura contemporánea que conforman el maquillaje
y el buen vestir,
tras ese escudo moderno que es la elegancia,
tras esa espada reluciente que es la cortesía,
hay una luchadora inagotable;
probablemente, una madre.
Seguramente, una hija.
Por qué no, una digna esposa.


Desprovista de toda razón para luchar, 
como se ve un espejo herido por el agua,
veo en una mujer independiente
a la creación más hermosa de esta Tierra.


Y me dejo fascinar por la luz de ese reflejo,
privada ya de la ilusión de su color blanco...

y veo miles, y miles de colores
reflejándose sin pudor, en la sencillez de mi
cuerpo desnudo,
y en el calor que nos abriga,

el suyo.

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