[H]oy, Esquemas de preocupación
En un determinado momento, las cosas parecen carecer de solidez, y lentamente aquello que nos gusta pasa a ser una anécdota sin más, y los viejos fantasmas (esos que juramos a medias jamás invocar) nos bombardean de pesar, y nos invade la desesperación de lo desconocido, el terror al signo de pregunta, el formarnos una idea que podría ser también, nuestra pesadilla.
Las líneas rectas e invisibles van apoderándose de la conciencia, obligando a no pensar, trazándoles un parámetro tan inflexible como tranquilizador.
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